jueves, 14 de marzo de 2013


No todo el mundo tiene la suerte de enamorarse. O de vivir enamorado. 
Hay personas que tardan años en enamorarse. Incluso hay personas que no se enamoran nunca. Porque alguna vez les hicieron daño. Puede que el primer amor, o el segundo. O el tercero. Pero uno de ellos.
Y hay gente que se resigna a vivir sin amor, o con un amor que no es el de ellos. Pero eso es por miedo, el miedo es lo que paraliza todo, es lo que hace que todo se vaya a pique, que nunca consigamos ser felices. Es lo que hace que la persona que nos llena se vaya de nuestro lado, el miedo a pararla, aún sabiendo que también a ella la completas.

¿El miedo a qué? A equivocarse. A que no sea como esperas, a que nunca vuelva, tal vez a que, sencillamente, la otra persona se canse. 
Pero sabes que, si es amor, no es así. Que el amor estará para ti, aunque pasen mil años. 
Que el amor consigue que muevas muros y montañas para tenerle cerca. 
Que el amor consigue que derribes tus mayores miedos.
Que dejes de ser cobarde.
Aprendes a luchar, porque necesitas ese amor.
Porque sabes que la felicidad es esa. 

La felicidad se haya donde el amor se encuentra.

O donde se encuentran nuestros labios. 

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