jueves, 27 de septiembre de 2012

28.

Anochecía y en cada rincón de la ciudad había una pareja nueva, mientras ella caminaba sola. Descalza, con los tacones en la mano y el rostro bañado en lágrimas, recorría las calles que tan bien conocía, rumbo a la que fue su casa. Póco más que unos euros en su cartera, las llaves de su nuevo piso y el cigarrillo que llevaba en la mano eran sus acompañantes. Al llegar a la puerta miró hacia arriba, buscando su ventana. La luz aún encendida. Estaba despierto. Tocó el timbre y escuchó su voz con cínico deleite.
-¿Sí?
-Asómate a la habitación.

Se alejó de la puerta esperando a que él saliese de la ventana y la viese. Su cabello despeinado despuntab, y su sonrisa traviesa, como si todo aquello formase parte de un juego maquiavélico, la saludaban como siempre.

-Quédate conmigo.- Rogó ella una vez más.
-No supimos hacerlo, Álex, lo sabes.
- Quédate conmigo..-Sus lágrimas volvían a caer.
-Sube y lo hablamos.- Entró de nuevo en la casa y ella pudo escuchar el sonido de la puerta esperando a ser abierta.
Corrió por las estancias, ignorando el salón comedor y yendo directamente a la habitación de él, donde la esperaba con el torso desnudo y su pantalón de pijama sentado en la cama. Lo miró directamente, su perfil de dios griego y rogó no verse como se imaginaba. Fue directamente al baño a vomitar algo de la cantidad de alcohol que llevaba en sangre. Se lavó la cara y se enjuagó la boca, como siempre. Soltó los tacones y se plantó frente a él, tan natural como lo sentía.

-Esto tiene que acabar, Álex. Es difícil para los dos, pero tiene que acabar ya.
-Liam, por favor, escúchame.
-Te he oido tantas veces.
-Esta es diferente, Liam, esta es por mi boca, no por la de los demás, esta vez soy yo la que quiere hablar.
-Te escucho.
-Ya no sé qué hacer conmigo, soy algo más que tabaco y alcohol, soy algo más que esto que ves, soy un poco menos yo, un poco menos la chica que conociste, pero eso no quiere decir que haya dejado de sentir. Ha sido el año más grande de mi vida, ha sido en el que he aprendido muchas cosas y olvidado tantas otras. Eres la única persona que, al acostarnos en la misma cama, consigue que las pesadillas acaben, el único que con dos palabras me da fuerza para continuar y debes saber que aún me aferro a los recuerdos para dar un paso más, que aún eres parte de lo que tengo dentro, que no sales de mi cabeza aunque ya lo haya intentado por activa y por pasiva, que eres la única persona que hace que mis piernas tiemblen con un simple roce de sus dedos con mis muslos. Eres esa persona que no puedo conseguir porque ya he perdido, pero aunque te haya perdido, sigue vivo el sentimiento y eso es algo que nadie puede quitarme de la cabeza, que sigo queriéndote más que el primer día y que todo esto sea así me está matando. Sentir que para tí no soy más que un juguete idiota que está para complacerte. Y aún así lo hago porque es el único modo de estar cerca de ti y porque disfruto siendo útil de algún modo en tu vida. Porque cada día que me despierto a tu lado siento que todo eso que vivimos, un "Let me be your star" o un "Wanna make a deal?" nos sigue uniendo aunque ya casi no tenga sentido. Te sigo queriendo por lo que eres, por lo que eras y por lo que fuimos.
-Álex, has bebido demasiado.
-No es que haya bebido, es que no quieres oír mi verdad.
-¿Quieres oír tú la mía? Han sido unos meses en los que pensé que podrías ser algo más de lo que eres hoy, si, te quise, y te quiero con locura, pero siempre que estabas a punto de ser "algo más" para mí, metias la pata y me hacías volver atrás, a que me diese miedo sentir, sentirte como eso. Claro que te quiero y te echo de menos, pero no es justo para el uno ni el otro que esto siga así. Yo no quiero echarte de menos.
-Yo.. tampoco, Liam...

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