No temes, no tener voluntad. Arriesgarse a la locura con la única cura de tu mirada al pasar. Apagar las luces, cambiar mi nombre, comer a deshora y sin medida, sentir mejor el frío, el desencanto.
Bailar en la lluvia con tus viejos vaqueros, poner la mesa para dos.
Darme cuenta de tu ausencia y que, para dos, sirva el whisky.
Encontrar consuelo en el dolor donde antes estaban tus besos.
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