lunes, 12 de agosto de 2013

Punto de partida.

Éste es mi punto de partida.
Mi libertad contenida en una jaula de paredes macizas y una puerta de metal con una bonita verja blanca por fuera, para evitar que cualquier cosa entre sin ser llamada. O salga.
Éste es mi punto de partida.
Mi desestimada rutina, aquella que me hace querer verte día sí y día también, y aquella que me hace sentir que esta jaula no es más que una forma de impedir que el canario se escape.
Éste es mi punto de partida.
Donde las bocas perdidas vienen a buscar nuevos besos, donde los poetas no se paran a mirar nuevos versos y donde las musas vienen a escuchar el "tic tac" de su casi extinto reloj.
Éste es mi punto de partida.
La hora de las despedidas, tal vez el final de un todo, el final de un cuento, el final de algo que era yo.
Éste es mi punto de partida.
La amenaza del suicida, el llanto del deprimido, la ansiedad del desolado que se esconde cada noche en su montón de oscuridad para lograr la calma que ansía.
Éste es mi punto de partida.
Donde empezaron los sueños, donde llegamos a caer hasta tocar fondo, donde mi generación sabe que hay algo más allá que ese monton de doctrinas para las que nos preparan.
Éste es mi punto de partida.
Del ateísmo y de la agonía de vivir en un sin vivir, de estar sentada junto a ti sabiendo que, entre nosotros, hay una pantalla que separa un millón de emociones.
Éste es mi punto de partida.
La historia de mi lucha, de la cual, algún día, quedarán poco más que cicatrices por mi cuerpo y el mal recuerdo de haber estado en un sitio al que no pertenecía.
Éste es mi punto de partida.
La salida más sencilla a un montón de comienzos, la búsqueda incesante de los poemas que nunca termino, de las prosas que siempre rimo y de todo aquello que tiene ritmo y melodía y que se esconde en cualquier lugar del que no puede moverse.
Éste es mi punto de partida.

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