Querida

¿Qué puedo decir? Nunca tuve el arte suficiente para describir mujeres. Por lo menos esto no es una descriptiva.


Me quedaría corta si tratase de describir lo profundos que me resultan sus ojos marrones, y lo hermosa que se ve su sonrisa, aunque tras una pantalla no debe ser lo mismo.

 Me quedaría escasa de recursos para describir sus manos, para describir esa forma que tiene de peinarse y despeinarse y de seguir viéndose hermosa a mis ojos.

No conozco adjetivos suficientes para enumerar el sonido de su risa, el sonido de su voz al cantar, que dice que le disgusta, el sonido de sus bromas y de su voz más cariñosa.

Porque me quedaría corta si intentase explicar que es más fuerte de lo que ella misma cree ser. Que sus ánimos y sus palabras me animan a ser más mujer y a comportarme como debo, a luchar por mí (por ella), por volver a casa, por tenerla cerca y darnos esa oportunidad de estar juntas.

De tenernos juntas. Que quiero conocer el número de caricias que le caben en la espalda, recorrer sus piernas a besos, perderme en sus rincones.

Y no intento describirla y decir que, aunque se esconde, sé que tiene ese punto de melancolía que todos tenemos, que no siempre sonríe y que lucha por ello, y tampoco puedo intentar describir la sensación que tengo cuando me mira, que el mundo empieza y acaba en una mirada, que cuando leo un 'te quiero' o un 'mi...' lo que quiera llamarme, se me corta la respiración.

Y verla sonrojada, tan nerviosa como me cuesta ocultar que estoy muchas veces, me hace verla aún más preciosa si cabe esa nimia posibilidad. Que nos vamos conociendo y yo no quiero describir lo nuestro.

Ni describirla a ella, ni describir nada. Lo que quiero es escribirle lo que todos los días juro que es y decirle que deseo tenerla en mi mitad.

Que la quiero (vuelco al corazón incluído) que quiero hacerla feliz (abrazo incluído). Que quiero hacerla sentirse querida, y mucho más que nunca (aquí viene el beso).

Querida preciosa mía. Eres sobre todo eso.

Querida.