jueves, 29 de agosto de 2013

Quisiera decirle...

Quisiera escribirle, decirle que lo más bonito que he visto en este mundo es su sonrisa. Quisiera decirle y que le quedase claro que todos los momentos que pasamos juntas, a través de esta pantalla me llenan todo lo que he podido sentirme llena desde que estoy aquí, en esta estúpida cárcel que no tiene más barrotes que la barrera de los kilómetros.
Quisiera decirle que sé cuando no está bien y que me da miedo preguntarle qué le pasa cuando sé que no lo está.
Quisiera decirle que su risa es la mejor melodía que pueden escuchar mis oídos, hasta ese día en que pueda dormir sobre su pecho y escuchar sus latidos, el sonido de que sigue viva, de que cada uno de los “pum” de su corazón hacen que al mío le dé un vuelco.
Quisiera decirle que extraño el tacto de sus manos en mi cuerpo aún sin haberlas tenido cerca.
Quisiera decirle que las gafas le quedan preciosas, que tiene esa forma de mirarme, embobada.
Quisiera decirle que cada vez que se muerde el labio pienso que el mundo termina ahí, en ellos.
Quisiera decirle que, aunque no conozca toda la música que escucha, disfruto escuchándola cantar canciones que en algún momento de mi vida aprenderé solamente de escucharlas salir de sus cuerdas vocales.
Quisiera decirle que cada momento que paso en este ordenador, que cada segundo que miro al móvil sin saber que decirle, que cada silencio cómodo que formamos, es parte de mi vida desde aquel juego inocente sobre mi necesidad de un cigarro, del humo que salía de su boca.
Quisiera decirle que sí. Que sé que no se considera perfecta pero que hasta sus defectos me lo parecen.
Quisiera decirle que cada momento del día en que la siento lejos (que no distante, eso nunca) me hace darme cuenta de por qué he de luchar, que el mejor motivo es que me dé los amaneceres que me faltan a su lado, que no se hace de día si no la veo sonreír.
Quisiera decirle que es verdad que huele a vicio, que huele a que no voy a poder acariciarla lo suficiente durante toda mi vida como para sentir que le he devuelto todas las caricias que me da con su alma.
Quisiera decirle que con cada sonrisa que me da pierdo la vida, pero no soy capaz de decirlo porque nunca se me dio bien expresarme hablando, que la mejor forma de que yo me exprese con palabras es encontrándome en esos momentos en los que aún no me ha encontrado realmente, que aún no me ha visto antes de dormir susurrarle al oído todo lo que siento, que no me ha visto lo suficientemente enfadada como para defender esto a capa y espada.
Quisiera decirle algo más que “te amo” cuando la encuentro distraída.
Quisiera decirle algo más que lo preciosa que la veo todo el tiempo, pero no puedo. No puedo porque no encuentro otra palabra mejor para describir todo lo que es.
Quisiera decirle que espero con ansias el momento de “ya tengo el pasaje, de verdad, y soy para ti.”
 Quisiera decirle que sus labios son perfectos. Que son más perfectos de lo que veo los míos y que mi obsesión cambió de labios hace tiempo.
Quisiera decirle que cada minuto, cada segundo que la veo distraída no puedo dejar de pensar en que todo va a ir bien y que podría acostumbrarme a tenerla a mi alrededor las veinticuatro horas del día haciendo cualquier cosa, que no me cansaré nunca de que sea así como es.
Quisiera decirle que me da miedo, me aterra, la idea de que me vea en uno de mis momentos de bajón.
Quisiera decirle que me da pánico que me dé uno de mis ataques de paranoia o ansiedad con ella y que no sea capaz de controlarme y termine haciéndonos daño a las dos.
Quisiera decirle que evitaré por todos los medios que eso pase, que me ha vuelto a dar un motivo para levantarme todas las mañanas.

Quisiera decirle tantas cosas que no se pueden expresar con palabras que sólo soy capaz de desear y luchar por el momento de tenerla cerca de mí. De poder hacerla sonreír de verdad. Cara a cara.


Quisiera decirle… 

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